jueves, 3 de julio de 2014

Cascada La Niña Encantada, Liquiñe


Por su privilegiada ubicación en la Cordillera de la Región de los Ríos, la comuna de Panguipulli-Destino Sietelagos, ofrece una experiencia única a los turistas para observar la majestuosidad de la fauna y flora de la Selva Valdiviana y disfrutar de una increíble travesía: navegar por sus siete lagos, recorrer sus caudalosos ríos a través de la práctica del kayak o rafting, ascender a sus volcanes, o caminar por los remotos bosques en compañía de sus habitantes originarios.
En el sector de Liquiñe, Francisco Fucha, es propietario de un terreno por el cual cruza uno de los senderos místicos de la zona. Con la vitalidad de la tradición oral mapuche, Fucha se ofrece de acompañante para un viaje al interior de la selva hasta la cascada de La Niña Encantada. “Este paseo lo hacen muchas personas en verano, porque es corto. Dura en 30 a 45 minutos, según el tranco”, introduce Fucha. “Pero así, es más bello. En invierno con nieve y viento”.


Muy temprano en la mañana y provisto de capas para el agua y de polainas para la nieve y el barro, Fucha parte la caminata por un sendero trazado por sus antepasados. “Este sendero se llama la Niña Encantada por una historia que se ha contado de persona a persona entre mi familia. Es un historia de espítirus del bosque, que no se graba ni se escribe”, advierte el guía, como para aclarar que sólo es posible conocer la historia del lugar con los pies en el sendero.
Al comenzar a subir, irrumpe el bosque nativo con sus plantas medicinales, copihues y vertientes. Para s amantes de la fauna, esta ruta puede ser el inicio también de una experiencia inolvidable, que parte con un silbido.
Primero hay que aguzar el oído, luego fijar la vista en la dirección del ruido. Si en el lugar existen troncos de madera muerta, es probable que habite la ranita de Darwin. Ese anfibio que deslumbró al naturalista inglés por su diminuto tamaño, cara puntiaguda, y por su sonido particular. Esta rana no croa, silva.
El final del trayecto es la cascada de La Niña Encantada,  un salto de agua asombroso que en combinación con la nieve que revoltea en espiral gracias al viento, es el lugar perfecto para terminar la historia que recrea el pasado místico del lugar. De vuelta del paseo, la casa de los Fucha recibe al visitante con mate, cebado a las finas hierbas y sopaipillas recién sacadas de la cocina de leña.

Contacto Saltos Niña Encantada: Francisco Fucha, guía local de Liquiñe. Camino Internacional, s/n. franciscofucha@hotmail.com  Fono: 95704053
Textos y fotogfrafías: www.elmostrador.cl